Prepara tu rostro para un día de cita con estos sencillos pasos

[topbanner_author]

Amamos los productos de belleza y lo que pueden hacer con nuestra piel, pero hay días en donde nos esforzamos más de lo normal para lucir muchísimo mejor a comparación de otros días, puede que se trate de una cita con ese chico especial, una entrevista de trabajo, una reunión con amigos u otra ocasión especial.

Sin duda, estar preparadas para momentos como éstos, requieren de una serie de rutinas y momentos clave en donde el outfit es sólo la mitad del trabajo. Pero ¡cuidado! A pesar de que nuestro atuendo da mucho de qué hablar por ser parte esencial de la impresión que se tiene de una persona, lo más importante es cuidar de nuestra piel para conseguir un buen aspecto (algo que se nota enseguida). ¿El secreto?

1.- Cuidar el contorno de ojos

Bien dice el dicho que los ojos son la ventana del alma, y es casi totalmente cierto. Los ojos revelan mucho de nosotros, a simple vista se puede ver si alguien está super cansado, si no ha dormido bien o si tiene buena salud. Esta parte del rostro es muy delicada, ya que los signos de la edad se acentúan más en esa zona. Es muy importante aplicar crema para el contorno de ojos y serum.

2.- No descuides el cuidado de la piel durante el día

La piel se regenera durante las noches, por esta razón los productos tienen más efecto en este horario, sin embargo, por las mañanas, la piel absorbe nutrientes. Después de limpiar tu rostro, es importantes que apliques una crema de día que defienda tu piel durante toda tu jornada.

Son dos tips que hacen la diferencia y se enfocan en las principales zonas del rostro, aplícalos y verás los resultados inmediatamente. Etiquétanos con el #mujerilandia y manda tus fotos de un antes y después de realizar nuestros tips. 

Compartelo a una amiga

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on pinterest
Pinterest
Share on linkedin
LinkedIn

Post relacionados

beneficios de la psicología

Cuando descubras los beneficios de la psicología, no querrás soltar a tu terapeuta.

¿Cuántas veces has escuchado a algún amigo o familiar comentar con emoción que empezó a ir con el nutriólogo, o asistir al gimnasio, o que entró a clases de yoga, piano, etc. para sentirse mejor? ¿Y cuántas veces has oído con la misma emoción decir a alguien que comenzó a ir a psicoterapia para (de la misma forma) sentirse mejor? Seguramente muy pocas veces, o incluso ninguna.